El arte de lo bueno y de lo justo

Ius est ars boni et aequi

Dice la Real Academia que los «principios» son las normas o ideas fundamentales que rigen el pensamiento o la conducta. El problema es que esas normas o ideas pueden no ser las adecuadas. A lo mejor, las normas que rigen mi conducta no son las idóneas para ser una buena persona. Se atribuye a Groucho Marx la frase: «Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros«. Pues algo así…

Afortunadamente, la abogacía tiene que atenerse a unos principios estándar, iguales para todos los abogados, que se recogen en su Código Deontológico y en el Estatuto de la Abogacía. Como decían los romanos, «ius est ars boni et aequi«; el Derecho es el arte de lo bueno y de lo justo. O así debería ser.

En base a esas normas, y aunque a algunos, a veces, se les olvida, los abogados no podemos tratar de sacar beneficio de las catástrofes haciendo publicidad con ellas o, incluso, ofreciendo nuestros servicios a las víctimas y familiares (artículo 7 del Código Deontológico y 21 del Estatuto de la Abogacía). Y, hacer tal cosa, es una infracción grave que se puede sancionar por el Colegio de Abogados correspondiente.

Además de eso, el nuevo Estatuto de la Víctima del Delito, que se aprobará próximamente, va a establecer, expresamente que, en los casos de grandes catástrofes, los abogados y procuradores no podrán dirigirse a las víctimas para ofrecerles sus servicios profesionales hasta que no haya transcurrido un mes desde el suceso (salvo que sea la propia víctima la que solicite expresamente sus servicios profesionales).

Pero, sin necesidad de normas, eso ya debería salir de nosotros, ¿no? A cualquiera le causa rechazo cierta publicidad que hemos visto estos días en la red (y que esperemos que sea sancionada) o que tengas un accidente y te llamen de un despacho de abogados para ofrecerte sus servicios. Como está visto que no son «principios» innatos, las normas se hacen necesarias.

Sin embargo, hay que dejar claro que esos «principios» distintos son la excepción. En general, los abogados no somos tan malos (ni buitres carroñeros) como nos pintan (y como alguno parece querer corroborar). En general, podemos decir que practicamos el arte de lo bueno y de lo justo.

 

Un «me gusta» no nos convierte en íntimos

Las redes sociales nos invaden. Está claro. No diré que nuestra vida gira a su alrededor, pero juegan un papel importante ya en ellas. Tanto, tanto, que la Audiencia Provincial de Asturias ha tenido que pronunciarse al respecto. Os cuento:

Como sabréis, es causa de recusación de un juez (es decir, podemos pedir que no nos juzgue) que tenga, con alguna de las partes, una «amistad íntima» o «enemistad manifiesta» (artículo 219.9 de la Ley Orgánica del Poder Judicial). Así que alguien quiso alegar que un determinado juez de Asturias no le podía juzgar porque era «íntimo amigo» de la parte contraria. ¿Razón? Le había dado a «me gusta» en una de sus publicaciones en Facebook.

Sin embargo (¡sorpresa!), parece ser que eso no es tener una «amistad íntima». Si no, menuda cantidad de «amigos íntimos» tendríamos, ¿no? La Audiencia Provincial de Asturias dice, exactamente, que «pulsar el icono conocido como «me gusta» en una red social -en este caso Facebook- no equivale a tener amistad con el autor de la publicación, y mucho menos íntima«. Concretamente, la Audiencia explica (como, por otra parte, podríamos entender cualquiera) que pinchar en «me gusta» «significa, por ejemplo, que una foto te parece bonita, que encuentras acertado un comentario, graciosa una publicación, etcétera, y no significa para nada suscribir indiscriminadamente cualquier cosa que publique ese usuario, pues puede gustar una publicación sí y otra, no«. Por tanto, acaban concluyendo que, darle a «me gusta» no es una «razón para cuestionar o negar la imparcialidad del juez, del que no se puede predicar amistad íntima o enemistad manifiesta con cualquiera de las partes«.

Yo diría que, probablemente, tampoco es «amistad íntima» darle a «me gusta» a una página de Facebook, o compartir una publicación, o retuitear un tweet, o marcarlo como favorito, o seguir a alguien en Twitter… Por importantes que nos sintamos con tanto «me gusta» y tanto «follow», está claro que esas personas no son, necesariamente, nuestros amigos y, mucho menos, nuestros amigos «íntimos».

Así que, lectores, sentíos libres de compartir esta publicación con vuestros amigos, de darle a «me gusta» en el botón situado más abajo, de tuitearla en Twitter (también hay un botoncito para eso), de marcarla como favorita, e, incluso, venga, ¿por qué no? de darle a «me gusta» a mi página de Facebook y de seguirme en Twitter. Está claro que no nos convierte en «amigos íntimos», pero, al menos, seremos «conocidos».

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Casi un adiós a las tasas judiciales

Desde hoy, podemos celebrar que ya no son de aplicación las tremendas tasas judiciales que nos había impuesto el anterior Ministro de Justicia.

Por fin, podremos apelar sin tener que pagar, por lo menos, 800 €; podremos demandar sin pagar un mínimo de 150 €; podremos reclamar deudas sin pagar, como mínimo, 100 €… Es, sin duda, un gran avance en la lucha emprendida por muchos compañeros para conseguir la igualdad en el acceso a la justicia, pero tampoco se trata de una victoria completa.

¿Qué pasa con los pequeños empresarios que dieron a su empresa la forma de una S.L.? Pues que seguirán pagando todas esas tasas abusivas de las que nos acabamos de librar los particulares…

Para quien esté interesado en este BOE cargado de buenas noticias, dejo el enlace aquí.

¡Novedades!

¡Estamos de estreno! A partir de ahora, vas a poder hacer tus consultas desde donde quieras con la nueva opción de «consultas online».

Aunque puedes ver fácilmente que se ha añadido en la barra superior de la página, aquí te dejo el enlace para mayor comodidad:

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