¡Un ejemplo!

Seguramente, nadie lo recordará, pero, hace un tiempo, escribí algo sobre las marcas.

Y, como a mí lo que me gusta es ver la aplicación práctica, vuelvo a insistir en el tema porque me he encontrado una noticia genial sobre esto. Bueno, a lo mejor no es genial, pero es una noticia sobre moda, que no es algo de lo que hable mucho por aquí, pero no por ello me gusta menos. ¿No os suena que el estilo «navajo» se lleva un montón este otoño-invierno? Pues resulta que los indios navajos tienen registrada la marca y no se puede vender la ropa con ese nombre. ¿No es un buen ejemplo de lo que publiqué en ese post?

La noticia original está aquí, pero la voy a traducir (los links son cosa mía):

«La línea de Urban Outfitters de ropa y accesorios Navajo, ha desatado una tormenta online y en el gobierno de la Nación Navajo, con denuncias de violación de marcas y crítica de productos (principalmente, ropa interior y un frasco para licor) que muchos miembros de la tribu consideran una falta de respeto.              

Los estampados inspirados en los nativos americanos de inspiración impresiones han aparecido durante años, y es común que los diseñadores tomen prestado  de otras culturas.

Pero el tema del gobierno Navajo con Urban Outfitters es el uso por parte de la cadena de ropa del nombre de «Navajo» en sus productos y en marketing. La tribu posee por lo menos 10 marcas con ese nombre, que incluyen ropa, calzado, venta al pormenor online, productos para el hogar y textiles.   

El Departamento de justicia de la tribu, envió al CEO de Urban Outfitters, Glen Senk, en el mes de junio, una carta de cese y desistimiento, exigiendo a la empresa retirar el nombre “navajo” de sus productos. La tribu no ha recibido respuesta, pero dice que sigue siendo «cautamente optimista” de poder persuadir a Urban Outfitters para adoptar otro nombre y marca.

«Cuando los productos que no tienen absolutamente ninguna conexión con la Nación Navajo, sus entidades, su gente y sus productos son comercializados y vendidos al por menor con el pretexto de que son originalmente Navajo, la Nación Navajo no lo considera benigno o trivial», dijo Brian Lewis, abogado de la tribu. «Se necesitan medidas adecuadas para mantener el carácter distintivo y la claridad de asociación del nombre en el mercado y la sociedad.»

Urban Outfitters, que tiene tiendas en todo Estados Unidos y en el extranjero, dijo que no ha oído hablar de la Nación Navajo y no tiene planes de modificar sus productos.

«Al igual que muchas otras marcas de moda, podemos interpretar las tendencias y continuaremos haciéndolo en los próximos años», dijo el portavoz de la compañía, Ed Looram. «El estampado de inspiración nativo-americana y, en concreto, el término “Navajo” ha circulado en la moda, arte y diseño en los últimos años”.           

Mientras que la Nación Navajo no ha amenazado con acciones legales, el profesor de derecho Bill Hennessey piensa que tiene un caso sólido. Dijo que la tribu podría argumentar que se  causa confusión entre los clientes sobre los productos que ellos fabrican.  

Hennessey apunta específicamente a una marca de textiles que se registró por una empresa de la Nación Navajo en 2008.               

«Si ustedes quieren mantener el control sobre su marca, cuanto antes interpongan un recurso contra el infractor, más probable es que el tribunal federal les conceda una orden de interdicto prohibiendo a Urban Outfitters continuar usando la palabra “Navajo””, dijo Hennessey, que enseña en el Centro Franklin Pierce de Propiedad Intelectual, de la Universidad de New Hampshire.  

Urban Outfitters etiqueta más de 20 productos en su página web con la palabra «Navajo», incluyendo chaquetas, pendientes, pañuelos y zapatillas de deporte. Pero los dos elementos que han provocado, posiblemente, la línea más polémica son los «Navajo Panty Hipster» y el «Navajo Print Fabric Wrapped Flask». Ambos tienen diseños geométricos comunes en las artes y artesanías Navajo.

Dwayne Clauschee, un diseñador de la ciudad navajo de Chinle, en Arizona, dijo que Urban Outfitters y otras empresas de prendas de vestir están tratando de sacar provecho de una tendencia que cree que se ha hecho con más respeto y buen gusto en la moda de alta gama.

“Una petaca “navajo” es algo «extremadamente insensible» teniendo en cuenta la larga historia de abuso de alcohol entre las tribus nativas, muchas de las cuales prohíben la venta y consumo de alcohol en sus reservas”, dijo Clauschee. “La Nación Navajo está entre ellas. Y la ropa interior de marca «Navajo» va en contra de las creencias espirituales de la tribu, como la modestia y la evitación de la indecencia”.          

Jessica Metcalfe, una  Turtle Mountain Chippewa de Dakota del Norte que escribe un blog de moda de nativos americanos, dijo a Urban Outfitters que cambiara el nombre. «No pretendáis que es Navajo, a menos que sea Navajo, y no es Navajo».               

Sasha Houston de la Nación Santee Sioux publicó una carta online a la compañía diciendo que «ha tomado formas de vida  y expresiones artísticas indígenas y las ha trivializado y sexualizado para obtener un beneficio empresarial.»      

Urban Outfitters no es el único que utiliza la marca navajo.       

Fermin Navar y su socio, Phil Brader, firmaron un acuerdo de licencia de 75 años con la Nación Navajo en 2007 que les permite vender productos de cuidado de la piel y ropa con el nombre de Navajo, a cambio de una parte de los beneficios. Navar dijo que tienen una lista de casi dos docenas de empresas que creen que están violando la marca.        

El nombre le gustó a Navar porque la tribu es conocida por su gran reserva que se extiende por 27.000 millas cuadradas en Arizona, Nuevo México y Utah; sus miembros la sitúan entre las dos tribus americanas más grandes; y sus creencias culturales vinculan la belleza a la armonía. Los Navajos también son conocidos fuera por haber utilizado su lengua para elaborar un código que confundió a los japoneses y  ayudó a ganar la  Segunda Guerra Mundial.

«El diseño no importa, es el uso del nombre de Navajo», dijo Navar, de Austin, Texas. «Se puede decir que se parece a esto, pero si tiene el nombre de Navajo – si está siendo marca y se vende como Navajo – es una violación.»

Nota: Al poner los links a los productos por los que protestaban los Navajo, he visto que se les han cambiado los nombres; ahora son «geometric print pants» y  «tribal hip flask». Luego, encontré la noticia: se cambiaron los nombres de todos esos productos para que no aparezca la palabra navajo. De todos modos, si pones en el buscador «Navajo», siguen apareciendo…

¡Una marca, por favor!

Imaginemos que hay algo que se me da bien crear, por ejemplo, no sé, bisutería de fimo, y que me decido a comercializarla. Lo primero que me tendré que plantear, o, al menos, una de las primeras cosas, será crear mi propia marca.

Una marca es el signo que identifica los productos o servicios de una empresa, lo que nos permite distinguirlos de otras. Cuando vamos al supermercado y queremos comprar refrescos, enseguida distinguimos quién los fabrica por la marca que vemos en ellos. Lo mismo sucede si vamos a comprar un reloj o cualquier otra cosa.

Antes de solicitar mi marca, deberé asegurarme de que no se encuentra inscrita con anterioridad. Podemos utilizar el localizador de marcas de la Oficina Española de Patentes y Marcas, y, si vemos que aparece una denominación idéntica para productos idénticos o similares, ya sabemos que el titular anterior de esa marca puede oponerse a que registremos la nuestra. Si no encontramos un signo idéntico, aún podemos seguir asegurándonos de que no hay solicitudes anteriores para la misma marca (las solicitudes no constan en el localizador), para lo que podemos llamar al 902157530 o enviar un email a informacion@oepm.es, aunque tendremos que pagar una tasa (al igual que para el registro de la marca).

A la hora de presentar mi solicitud puede ser interesante mirar este manual. En todo caso, deberé tener en cuenta la Clasificación de Niza, para saber en qué categoría se encuentra mi producto o servicio y, a la hora de elegir la marca, observar las prohibiciones absolutas y relativas sobre la misma.

Una vez presentada mi solicitud, la OEPM la examinará, para ver si cumple los requisitos de admisibilidad, forma y licitud. Tendrá, para ello, un plazo de un mes y medio. Si es así, antes de dos meses y medio desde mi solicitud, deberé ver que se publica en el Boletín Oficial de la Propiedad Industrial, salvo que tuviera algún defecto de forma, que este plazo se prolongaría otros cinco meses desde la presentación de mi escrito de subsanación de defectos (y siempre que los subsane, claro).

Por otra parte, la OEPM comunicará la publicación de toda solicitud a los titulares de derechos anteriores registrados o solicitados que pudieran oponerse a la solicitud (los que tengan marcas idénticas o que pudieran confundirse con la que se va a registrar; por eso era importante averiguar primero si existían) .

Cuando no haya oposiciones ni objeciones de fondo o forma, se dictará resolución dentro de los siete meses y medio posteriores a la solicitud. Si resulta que hay oposiciones u objeciones, no habrá resolución tan pronto, tendrán 15 meses desde la solicitud.

Una vez tenga mi marca, estará registrada durante diez años, y podré pedir prórrogas de otros diez años de manera indefinida. Cuando vaya a acabar mi tiempo, la OEPM me avisará entre el sexto y el quinto mes anterior a la finalización de la vida legal de mi registro. Esto es así porque no puedo pedir la renovación con más de seis meses de antelación a la expiración de esa vida legal.

Y, así, ya dispondría de mi marca, para comercializar mis cosillas y que todo el mundo supiese que eran las mías, distinguiéndolas de las de mis competidores. ¡Habemus marca!