Es muy importante expresarse con propiedad. Nuestro idioma es muy rico, tiene muchas palabras con las que podemos decir exactamente lo que queremos y no otra cosa, pero, a veces, la misma palabra tiene distintas acepciones, y ello cobra especial relevancia en el ámbito del Derecho.
De hecho, recientemente, esto ha sido objeto de amplio debate en los medios de comunicación. Seguro que si pongo este titular, a todo el mundo le suena: «Llamar «zorra» a la esposa no es un insulto, según la Audiencia de Murcia» (noticia completa aquí). La gente, como no podía ser menos, se mostró indignada, como siempre, y empezaron a llegar los típicos «emails-protesta«, como el que recibí hoy:
«… El motivo de esta misiva no es otro que el de solicitarle amparo judicial ante una injusticia cometida en la persona de mi tía abuela Felicitas y que me tiene un tanto preocupada. Paso a exponerle los hechos:Esta mañana mi tía abuela Felicitas y servidora nos hemos cruzado en el garaje con un sujeto bastante cafre que goza de una merecida impopularidad entre la comunidad de vecinos. Animada por la última sentencia de su cosecha, que le ha hecho comprender la utilidad de la palabra como vehículo para limar asperezas, y echando mano a la riqueza semántica de nuestra querida lengua castellana, mi querida tía abuela, mujer locuaz donde las haya, le ha saludado con un jovial «que te den, cabrito». |
Se nos olvidó, como sucede siempre, leer la sentencia. Yo no digo que el primer periodista que puso un titular como el que copié más arriba no leyera la sentencia, pero, a veces, como ya deberíamos saber, las interpretan de manera errónea y no es tampoco algo extraño porque para entender bien una sentencia son necesarios conocimientos jurídicos. En todo caso, antes de poner a toda la sociedad en pie de guerra contra un magistrado (porque el pobre ponente acabó siendo el culpable de todo), es importante asesorarse bien sobre lo que se escribe.
Si queréis enteraros de lo que pasó realmente, yo os recomendaría leer esto. Por lo menos, es bueno contar con todos los datos para poder emitir una opinión razonada. Después, si nos sigue pareciendo que la sentencia era mejorable, podremos razonarlo con un conocimiento completo de los hechos.